miércoles, julio 26, 2006

Demasía

Ahora,
cuando llegas en realidad no has venido.
No estás, ni acudirás mas tarde.
Aún en tu cuerpo infecundo
se percibe tu vacío esencial.
La parte eterna que te habita se ha perdido.
Sólo queda el asesino indescifrable
que depreda los restos.
Sin conformarse.
Las conexiones se pierden,
las cuerdas desprenden una por una
el silabeo de la dependencia.
No estás.
Ni tus nombres.
Es trascendente esta presencia tan ausente
que te lleva, o te trae, según se mire.
Muda en la ofensa,
Rebelde en tus elogios,
Indiferente al falso halago.
La niña te observa y estima.
Cuestiona tanta pausa intangible
y declara que no merece ni amerita.
Abusiva invade tu voz tan vacía como
el cuerpo que la emite.
La niña cuenta los minutos,
ya se aburre y quiere correr en
sentido contrario.
Espera paciente porque lo ha aprendido.
Y cuando te ve partir,
sin sentimiento alguno,
regresa a lo suyo...
Que ya te ha regalado demasiado tiempo.

Abril@