martes, agosto 29, 2006

Eterno Mensaje

Alguien siempre se encarga de acercar a "esa mujer" en el recuerdo cuando yo le había facilitado la partida.

No regresa en la forma imperiosa y obsesiva del mensaje que no admite el tiempo de la espera. Lo hace apacible embebida como recuerdo, tal vez por el deseo de la devolución más que por la presencia fáctica.

Ni alejo ni acerco. Apenas observo. La miro de frente, no le temo. Ella sostiene mi mirada. No hay tiempo en este diálogo sin contenido. Sólo he notado y reconozco ojos más limpios. Tengo la certeza que ahora definitivamente es un descanso su estar en el destino.

No espero nada. Intuyo que lo dado es un todo pero tampoco pregunto. A veces parece a punto de pronunciar algo que no termina de revelar. Yo prefiero que sea así. Algo dentro mío sabe, le basta con eso y confía en los tiempos del Supremo.

(Sólo algunas apariciones me pregunto por qué se dirige a mí, que no soy de los suyos).

Sostengo la mirada mientras se marcha con la convicción serena de quien experimenta que aquello que deba ser, inevitablemente se manifestará.

Abril@